Amazona de 1ºB

Por primera vez está delante de ese animal, viendo como sus cuatro patas se apoyan firmes en el suelo. Inmóviles, rígidas, esperando acción.

Paula Rebollo destaca en todas las materias, no hay una que se le resista. Desde que empezó el curso su nota más baja ha sido un 8, 75.

Y si hay algún alumno en todo Guillem de Montgrí que destaque en la clase de gimnasia por encima de los demás pero empezando por la cola, no podría ser otra que la misma Rebollo. Que lo de ser la peor en gimnasia también hay que ganárselo y hay que saber llevarlo con dignidad.

A este intento de Eva Nasarre de la ESO le es imposible ocultar que la coordinación no es lo suyo. Tampoco puede ocultar que es mala con avaricia cuando se trata de deportes de equipo porque aunque ponga toda su intención, jamás atinará a darle un toque al balón de voleibol a no ser que lo haga con la cara. Y, definitivamente, nunca nadie la va a recordar por sus buenas marcas a la hora hacer el odioso test de Cooper. Es rápida sí, pero solo si se la compara con una de las orugas de las de que está plagado el patio.

Cada día que pasa está más harta de la cantinela del profe de educación física sobre la importancia de la asignatura. Está hasta el gorro de que los argumentos sean siempre los mismos: “Que si el deporte es igual de importante que la historia, que si porqué no te apuntas a baloncesto por las tardes, que si es bueno para la mente, que si hacer el salto no es tan complicado…”.

“Sí, claro. Me va a servir mucho en el futuro saltar el bicho ese. Me serviría si me estuviera preparando para las próximas Olimpiadas o para una entrevista de trabajo en el Circo del Sol”. – replica ella en sus pensamientos.

Son las 7.30 h. y la joven, tendida en su cama, aún sigue con los ojos como platos. Le entran los siete males tan solo al preguntarse con qué aparato de tortura se le ocurrirá a Pepín horrorizar, perdón, sorprender hoy a sus alumnos. Cómo desearía ahora tener cuarenta de fiebre o una enfermedad terminal que la excusara de tan tremenda obligación.

“Mamá, me duele la barriga”

Intento fallido. Ya no se lo traga. Dolores le dice que se olvide, que no le va a firmar un justificante más. Y es esta firme decisión la que nos trae a este momento.

Ha llegado. Es la ocasión perfecta para que sus compañeros la vean materializar su fracaso y la vean caer, en todos los sentidos. Es la ocasión perfecta para confirmar, una vez más, que la de las buenas notas también es la peor en algo

Por primera está vez delante de ese animal, viendo como sus cuatro patas se apoyan firmes en el suelo. Inmóviles, rígidas, esperando acción.