Crush

Las ocho y cuarto de la mañana y ya va apestando a los tres litros de perfume con los que se ha bañado. No me lo creo, ha vuelto a ponerse el pantalón skinny con la camiseta de cuello en uve que se compró el sábado.

Vaya cruzada de cables el modelito. Qué vergüenza pasé en los probadores de la tienda Springfield del Gran Via 2. Es que ya no vuelvo. Mira que intenté escaquearme echando el típico pegote del examen de historia el lunes a primera hora pero no hubo forma de que colara y lo tuve que acompañar. Cuando lo vi con más escote que yo, casi me da algo.

Ya hace dos meses que la traidora se fue de casa y, por lo que se ve, parece que él está pasando página rapidito.

Mi viejo, además del look, también ha cambiado de coche. Y desde ese día se ha empeñado en llevarme cada mañana al insti con la excusa de que vivimos en Mordor.

Vale que sea súper potente pero así no hay quién se pinte la raya del ojo, joder, si casi me lo saco.

– ¡Pero papá! ¿No puedes ir más despacio? –.

Mira la flechita, 120 km y subiendo. Joder, otra vez le he dado sin querer un like a una foto de la Tonteida y ya van dos y solo hace 5 minutos que me he subido al coche.

El tío se viene arriba con lo de los 115 caballos esos. ¡Buf! ¡Fucking pepino! pilla las curvas que lo flipas. Yo no sé ni cómo llegamos ni para qué mierdas me molesto en peinarme.

Pero lo peor no es que me lleve todos los días a clase, sino que por culpa del fucking pepino este llego siempre la primera, quince minutos antes como la friki de turno. Es que encima me deja en toda la puerta. Luego se baja, y sin cortarse un pelo, apoya el brazo en el capó y ahí se queda activando el modo planta. ¡Si parece que está en un bar tomándose un cubata!

Al llegar, yo me voy siempre a la entrada a esperar a mis amigas y mientras aguanto la pared lo veo todo. Veo como el tío no para de fardar de carrocería, de techo abatible, bla, bla, bla y empieza a sacar pechito como un palomo buchón delante de la madre de Quique.

Una cuantas mañanitas más como esta y ya me veo el coti por todas partes: que me ha caído como hermano postizo el empollón de primero A.